El impacto de la pandemia en los adultos mayores
Especialistas coinciden en que "ha sido un proceso duro de transitar" y que "las consecuencias en la salud mental no son tan visibilizadas como las consecuencias físicas"
"Tal vez nos podemos preguntar, ¿si en la pandemia no hacíamos lo que hicimos, cuál era la otra opción? y seguramente la respuesta es que haríamos lo mismo, pero haciendo a nuestros adultos mayores partícipes de las decisiones y de la situación", dijo a La Tensa María de los Ángeles Couselo, especialista en psicogerontología y presidenta de la Asociación de Psicogerontología del Uruguay (APGU).
Desde el comienzo de la pandemia APGU ha puesto en práctica una serie de acciones que acompañan y contienen al adulto mayor. "Inmediatamente se tomaron un conjunto de acciones destinadas a contribuir en el proceso de atravesar, sobre todo, la soledad que provocó el distanciamiento social generado por la pandemia", cuenta Couselo. "Luego se creó la línea Escucha, un espacio que pretende justamente escuchar los sentimientos de los mayores que necesitan contención al menos por un momento", agrega. "También incorporamos instancias online, conversatorios abiertos a toda la sociedad", recuerda.
La especialista propone pensar ¿de qué hablamos cuando mencionamos los derechos humanos?. "¿Qué querés comer, dónde querés vivir y en qué querés gastar tu dinero? preguntas así de cotidianas son las que a veces no les hacemos a nuestros mayores y eso es reprimir su poder de decisión y vulnerar sus derechos", explica. Entiende que la omisión de estas consideraciones no se hacen desde la maldad, si no por lo establecido e incorporado que está socialmente. "La pandemia visibilizó y acentuó todas estas problemáticas que hay que hablar, porque un proyecto de vida, el deseo de tener una pareja, o emprender un cambio, son cosas que se está a tiempo de hacer a cualquier edad", sostiene.
Además, entiende que se tomaron decisiones a nivel poblacional que no se pensaron desde una perspectiva integral. ¿Dónde se colocó a los adultos mayores en el momento que se decidió someterlos al encierro, en qué momento se tiene en cuenta el real impacto de hacerlo?, se pregunta. Encuentra la respuesta en que muchas veces, con el afán de priorizar algunas cuestiones de carácter orgánico, se olvida la importancia de poner el foco en la salud mental. "Hay muchas formas de vulnerar derechos, unas más conocidas que otras, la situación sanitaria del país agudizó todas esas cuestiones", agrega.
"Lo que ellos plantean cuando se comunican con nosotros a la línea de Escucha, son cosas totalmente entendibles y movilizantes, dicen cosas cómo: una semana antes de la pandemia yo hacía mis mandados, veía amigas o iba al gimnasio, ahora eso se cortó hace más de un año y ni siquiera sabemos si lo volveremos a hacer", ilustra.
Concluye con que "la pandemia sin dudas tendrá un costo emocional muy grande que aún no se ha evaluado", uno de los motivos de la gravedad es que "un año en la vida de un adulto mayor es mucho tiempo y se pierden demasiadas experiencias que no se volverán a repetir".
La vejez en tiempos de pandemia
"La pandemia dejó expuesta la naturalización de ciertas creencias sociales que colocan a la vejez en un lugar de deterioro e imposibilidad", dijo a La Tensa Rafael Bonilla, miembro investigador y docente del Centro Indisciplinario de envejecimiento de la Universidad de la República (Udelar).
El año pasado, un grupo de especialistas de la Udelar realizó un cuestionario de 35 preguntas, divididas en 5 bloques, que fueron contestadas por 1298 adultos mayores residentes en todo el país. El formulario se les acercó a través del Plan Ibirapitá y contó con el apoyo de varias organizaciones no gubernamentales El objetivo fue relevar la condición del envejecimiento en pandemia, para luego ser incorporados en el capítulo siete "la vejez en tiempos de pandemia" del libro "Experiencias psicosociales durante la cuarentena por covid 19 en personas mayores de ocho países latinoamericanos: estudio psicogerontológico" que será publicado próximamente. "Lo que hicimos fue evaluar las repercusiones de la covid en los mayores, y a grandes rasgos, los resultados principales fueron temor, preocupación, ansiedad y mucha incertidumbre", dijo Bonilla, uno de los cinco integrantes del proyecto.
"También manifestaron mucho temor a los contagios, a que un ser querido contrajera el virus o que les sucediera a ellos mismos, la ansiedad se manifestó principalmente en cuanto a las posibles consecuencias políticas, económicas y sociales" acota. "Si el relevamiento se realizara ahora, un año después, seguro arrojaría resultados totalmente distintos", reflexionó.
El especialista también hizo referencias generales apartadas del estudio, que van en la misma línea de Couselo. "Dejar a los adultos mayores en una residencia de larga estadía, sin ver a sus familiares, por un lapso temporal amplio, es una clara vulneración de derechos que ni siquiera ha sido cuestionada", dice. También entiende que la pandemia acentúa mensajes y significados que socialmente vinculan a la vejez con un gran abanico de imposibilidades y que eso también decanta en la vulnerabilización de los derechos de las personas en cuestión". "No hay una sola forma de llegar a la vejez, es algo que se construye a lo largo de toda la vida y hay tantas vejeces como personas mayores, implica una pérdida a nivel social no reconocerlo, ni captar su aporte y su valor", reflexiona.
Como preocupación principal plantea que "no se le está dando el mismo valor a las consecuencias mentales que a las físicas y eso contribuye aún más a la invisibilización generalizada de varias problemáticas", concluye.
"Al principio nos preocupaba mucho la incertidumbre de los cambios y lo que podía suceder", expresó a este medio Sabino Montenegro, presidente de la Asociación Integra Residenciales. Cuenta que al principio de la pandemia "cuando el virus empezó a propagarse en varios residenciales, los promedios de casos se mantenían en un 50% y de ese total un 10% fallecían". "Se trataba de personas mayores de 80 años, con patologías, que contribuyeron al dominio del virus en los organismos", acotó.
Cuando llegó el plan de vacunación "la situación mejoró ampliamente", "consideramos que fue muy efectivo, después de la segunda dosis y los 15 días de espera, si bien el virus volvió a ingresar a los residenciales, bajaron los contagios y no hubo casos graves que requirieron internación", subrayó Montenegro.
En referencia a los vínculos con las familias de los residentes, explica que "en algunos momentos fue muy distante y doloroso, ya que debido a la situación sanitaria se tuvieron que poner en práctica otro tipo de comunicaciones virtuales". "Ahora estamos volviendo paulatinamente a las visitas presenciales, con familiares que ya recibieron las dos dosis de la vacuna y manteniendo todos los protocolos de higiene y distanciamiento", detalló.
Montenegro evalúa como positivo el manejo de la pandemia por parte de toda la comunidad que conforma los residenciales de la Asociación y entiende que "las condiciones óptimas en las que se encuentran los residentes permitieron que las circunstancias se controlarán permanentemente". Pero sabe que ésta no es la realidad de todos los adultos mayores: "muchos tienen jubilaciones o ingresos que están por debajo de los veinte mil pesos, nosotros cobramos una mensualidad que va de treinta mil en adelante, entonces sabemos que el acceso no es posible para todos y que eso muchas veces los lleva a ingresar en lugares que no están habilitados, no les brindan todo lo que necesitan o no logran controlar del todo determinadas situaciones como la pandemia".
Una deuda pendiente
"Dialogar e integrar en el diálogo de las decisiones que los afectan a ellos mismos es una deuda que debemos de empezar a gestionar, porque estamos hablando de personas", dijo Couselo y agregó que "si hoy relegamos a nuestros mayores, de la misma manera lo harán en un futuro con nosotros porque inevitablemente todos vamos a envejecer".
"Todo lo que nos parece natural debería cuestionarse, hay un potencial en los adultos mayores que no estamos viendo, las prohibiciones y las vulneraciones están sumamente acentuadas por el contexto en el que estamos viviendo y deberíamos reverlo", acotó Bonilla.
"Tenemos que trabajar, como sociedad, sobre las personas que no tienen los medios económicos suficientes para envejecer en un lugar digno y seguro, hasta ahora es un pendiente que deberíamos de empezar a cuestionar", finalizó Montenegro.
Federica Pérez.